La canasta alimentaria alcanzó en diciembre de 2021 a US$ 370, su mayor valor desde que se mide esta variable, con lo cual el salario mínimo oficial apenas pudo adquirir 0,60% del valor de esa canasta, devengado fundamentalmente por más de 1.000.000 de empleados del sector público y 3.000.000 de pensionados del Seguro Social.
A pesar que la inflación se ha ido desacelerando, el costo de la cesta de alimentos que mide el Observatorio de Finanzas ha venido subiendo a tasas elevadas en dólares. En el último trimestre del año, pese a la contención cambiaria, escaló 7,63 % y desde septiembre acumuló un ascenso de 21,38 %, lo que revela la enorme erosión del poder de compra de las divisas en el país.
El fenómeno no es nuevo. En el segundo semestre, la canatas del OVF subió 23,22 %, lo que significa que hubo una aceleración en los meses siguientes. En términos anualizados, la canasta alimentaria escaló 48 %.
Aunque el salario mínimo ya no es una variable absolutamente irrelevante, incluso para el propio gobierno que dejó de utilizarla, hay que anotar que en 2021 solo hubo dos ajustes, de manera que el ingreso mínimo integral -salario mínimo imputable a prestaciones más cestaticket- a 10 bolívares mensuales, que equivalen a 2,17 dólares al tipo de cambio oficial.
La apreciación del bolívar, inducida por el Banco Central de Venezuela, ha impactado duramente a la capacidad de compra del dólar, lo que ha terminado por afectar a los consumidores, debido a la fuerte dolarización de la economía nacional. Se estima que entre 65 % y 75 % de las transacciones se hacen con divisas y cada vez las empresas tienen más presión para dolarizar las remuneraciones.
Fuente: Banca y Negocios